viernes, 5 de junio de 2020

Gusanos en la huerta

De unos meses para acá veníamos hablando de plantar una huerta.  Un par de semanas antes de la cuarentena encontramos la manera de hundir bajo pocos centímetros de tierra unas preciosas semillas de arúgula. El día que germinaron se volvió una fiesta en el corazón, pudiendo constatar cuán milagrosos son los procesos en los que sin luz, ni compañía aparente, nuestros sueños son enterrados. Durante ese silencioso rompimiento incómodo, surge de manera extraordinaria un diminuto brote, del color de la esperanza.   

Un par de semanas más tarde, los brotes necesitaban ir a un tablón, no muy juntos, para que cada uno se desarrollase bien, según recomiendan los expertos maestros de youtube.  Todo marchaba de maravilla, hasta que una de esas mañanas en las que no podíamos  salir de casa, nos asomamos con curiosidad a regar las plantitas, y descubrimos unas hojitas carcomidas. Alguien más estaba alimentándose de las tiernas hojas que irían ese día a la ensalada. 

Decidimos dejarnos asombrar por esas pequeñas criaturas; cortamos suavemente las hojas que habían invadido y las apartamos a un recipiente cristalino a través del cual podíamos observar su crecimiento y el voraz apetito con que desaparecían las hojitas frescas que cada mañana cortábamos para ellas. Estos simples gusanillos crecieron mucho y tras varios días de comida y movimiento les vimos apartarse tímidamente, permanecer muy quietas y luego cada cual en su capullo silenciosas, dejaron el alboroto para aquietarse y permanecer tras un velo, resguardadas unos días más. 

¡Estos invasores resultaron ser orugas de mariposa blanca! ¡Fantástico! Las primeras han abierto sus alas para volar, otras sin embargo, deben quedarse más días en casa.  

¿Sabes? no importa si algunas ya están afuera enfrentando las complicaciones del temporal o si aún están bajo un techo, todas han sido transformadas, todas serán capaces de volar libres con blancas alitas, como el color de las hojas nuevas, listas para recibir nuevas palabras, nuevos sueños. Estas mariposas serán nuestro recuerdo gráfico de los días en los que durante el confinamiento nos tocó despedir amigos a través de un cristal, ver nacer y crecer a otros por medio de una pantalla y compartir nuestra mesa a la distancia.  

“Pero al que se vuelve al Señor le será quitado el velo, El Señor es espíritu y donde está el Espíritu de Señor, allí hay libertad. Por eso todos nosotros andamos con el rostro descubierto, reflejando como un espejo la Gloria del Señor, y nos vamos transformando en imagen suya más y más resplandeciente por la acción del Señor que es espíritu”  2 Co 3:16-18 


1 comentario:

  1. Me encanta la manera de describir lo que para otros hubiera sido un evento desagradable, que pureza de corazón, un abrazo.

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