Intento y no puedo. Y quién se atreverá
¿Quién podrá contar de tu nobleza y honor?
Has sido habitada por tantas buenas personas como tantas piedras hay en tus calles.
Si nuestras huellas se hubieran grabado; infinidad de caminos e historias cruzadas habrían quedado.
El artista se apresura a pintar las caricias que cada tarde reciben tus arcos y cúpulas.
Muros antiguos, ventanas de forja; ambos con flores colgadas. Son tu acento, tu voz.
El aroma de tus cocinas, alimentan el alma.
¿Quién cambiaría el escenario de las terrazas con tejas que abrazan conversaciones profundas a la hora del café?
Las velas se derriten suavemente acompañando plegarias y veladas de amor.
La honestidad de los colores de tus fachadas arrancan la nostalgia de las tardes grises e invitan a esperar el nuevo día que anunciarán las campanas y recibirán húmedas las pilas y las gravileas.
Tienes títulos de grandes y nobles, eres patrimonio de la humanidad. Para mi, el tierno recuerdo del primer hogar.
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| Tomada con mi celular paseando frente a San Francisco, Antigua Guatemala. |
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